Demasiado tarde.
Los hombres ya no son guerreros.
Ahora solo las mujeres llevan las armas,
y las corazas
y el corazón.
Pero pocos vientres albergan sabios.
Y a los que se hacen no se les deja ver,
ni oir,
ni tocar.
Ya no se lucha por ideales sino por delirios.
A veces los llaman de grandeza.
Se ha perdido lo importante bajo la sombra de mil mentiras.
Y lloramos por dentro más que nunca.
Inventando vidas alegres entre canciones y bailes tristes.
Disfrazamos las frustraciones con sonrisas fingidas
y damos de comer a escondidas a la angustia.
Somos justo lo que no queremos ser.
Cobardes para amar,
para sufrir,
para vivir.