Aquella noche había un reloj que marcaba la hora de olvidarse del tiempo.
Aquella noche, ¿te acuerdas? Llovía a mares y nuestras bocas se ahogaban y se llenaban de peces.
Aquella noche los demás se montaban películas o cantaban canciones de amor.
Nosotros creíamos estar solos en medio de la multitud y jugábamos al cíclope.
Aquella noche el reloj seguía sin saber nada del tiempo.
Si cerraba los ojos, al abrirlos todo había vuelto a comenzar.
Y no intenté comprender esa suerte de no parar de reírnos y de sentirte temblar junto a mí.
