Ya he perdido la cuenta de por cuántas de mí he celebrado ritos,
no sé a cuántas tuve que guardar luto,
ni de cuántas dejé de pronunciar su nombre.
Porque tras el rapto hay
una búsqueda y un olvido,
y tras la parálisis viene el regreso.
La Doncella agita el sistro
arrojando las cuatro semillas
en la tierra
se inicia la regeneración.
Abandono mi piel antigua y empiezo a florecer.